Hace años comencé una página web con el nombre the ALL-OVER-THE-PLACE.COM. La idea era exponer mis fotos, y venderlas. Esto último nunca sucedió. Consulté con amigos y me aseguraron que las fotos se estaban vendiendo bien por la internet. Pero, cometí el error de preguntar a amigos que no vivían en mi país, Puerto Rico. Tres de ellos vivían en Asia, y en países de ese continente la fotografía aparentemente tiene más valor que en el nuestro. También, nuestra isla tiene un mercado de arte muy limitado, y la fotografía no ha logrado establecerse como un modo de arte lo suficientemente respetable como para que se invierta en él. Los coleccionistas son muy escasos, y las galerías, por lo general no están interesadas en arriesgarse a organizar exposiciones de fotografías por las razones obvias. El resultado ha sido que, después de todos estos años y con esa página aún activa, no he logrado vender apenas nada. Soy consciente de que la publicidad para que un negocio como este dé frutos requiere dedicarle mucho tiempo, y yo tenía que compartirlo con el dedicado a mi profesión, la arquitectura. Esta última, sin embargo, también atraviesa por terreno movedizo a partir de la crisis económica actual, y yo me encuentro halado por ambas, cada cual tirando para su lado, por la sencilla razón de que las dos ejercen sobre mi un impulso muy similar en fuerza, interés, atracción, y lo que muchos llaman "pasión" (una palabra sobre la cual tengo mis serias sospechas porque creo que es muy genérica). Comoquiera, para poder entender como "44" tuvo sus orígenes en "All-Over-The-Place", creo que es menester contar la siguiente historia:
Hace años atrás, vinieron varios editores de revistas de los EE. UU. a revisar porfolios de fotógrafos locales, invitados por Visura, con la misión de evaluar las fotos de aquellos que nos atrevimos a someternos a este proceso. Cada fotógrafo podía estar no más de veinte minutos con cada editor mientras escuchaba sus críticas y recomendaciones. Se escogieron cinco editores por fotógrafo, y a mí me tocaron el del Lens Blog del New York Times, una de National Geographic, uno de Wired, una de Elle y la curadora del Museo del Barrio.
Mi falta de experiencia en este asunto hizo que llevara muchas, muchas fotos, de muchos, muchos temas. Los fotógrafos más experimentados, o aquellos que tenían más claras sus intenciones de ser evaluados con fines más específicos, tales como lograr comisiones o exhibiciones, llevaron solo unas pocas.
Los editores trataron de ser lo más amables posibles pero pienso que se sintieron abrumados con la cantidad de mis fotos y ello produjo una crítica —que para ellos tenía connotaciones negativas— común: "you're all over the place". Insistieron en que me especializara o que canalizara mis esfuerzos en uno o dos (y no más) temas y que buscara hacer "proyectos". La crítica más severa, pero la más fascinante, fue la de la editora de National Geographic, quien me contó que para escoger menos de quince fotos para un artículo, se revisaban cerca de 30,000 (!!!!!!!!). Cada vez que criticaba una de mis fotos, me decía lo mismo: "excuse me for being so brutal", a lo que yo respondía, con toda la sinceridad del mundo, "no problem... go ahead". Y, she went ahead and ahead and ahead. Sin embargo, mi protesta ante tales críticas también fue la misma para todos ellos: "but, I like everything"...
Para mi sorpresa, cuando terminó la actividad, no me sentí mal en absoluto. Después de todo, y para ser franco, a mí me gustaban mis fotos. Así que, copiando el caso de los pintores impresionistas, quienes adoptaron el nombre de su movimiento basado en una crítica negativa, decidí llamar a mi site "all over the place". Después de todo, los editores tenían razón.
Con este blog, mi intención no es solamente escribir exclusivamente sobre fotografía, ni tampoco de arquitectura, ni de arte, ni de diseño, ni de música, ni de literatura, ni de las otras cosas que me interesan o aquellas que le ocurren a uno a diario, entre las cuales está la explicación del nombre "44" en la página de "ABOUT". Porque inclusive para escribir, no puedo evitar tampoco estar all over the place.